EL
CUARTO SABER DE MORIN:
Enseñar
la identidad terrenal
La historia humana
comenzó con una dispersión, una diáspora de todos los humanos hacia regiones
que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo una enorme diversidad
de lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos se ha producido la
revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas culturas, volver a
unir lo disperso... El europeo medio se encuentra ya en un circuito mundial del
confort, circuito que aún está vedado a tres cuartas partes de la humanidad. Es
necesario introducir en la educación una noción mundial más poderosa que el
desarrollo económico: El desarrollo intelectual, afectivo y
moral a escala terrestre.
La perspectiva
planetaria es imprescindible en la educación. Pero, no sólo para percibir mejor
los problemas, sino para elaborar un auténtico sentimiento de pertenencia a
nuestra Tierra considerada como última y primera patria. El término patria
incluye referencias etimológicas y afectivas tanto paternales como maternales.
En esta perspectiva de relación paterno- materno- filial es en la que se
construirá a escala planetaria una misma conciencia antropológica, ecológica,
cívica y espiritual. "Hemos tardado demasiado tiempo en percibir nuestra
identidad terrenal", dijo Morin citando a Marx ("la historia ha
progresado por el lado malo") pero manifestó su esperanza citando en
paralelo otra frase, en esta ocasión de Hegel: "La lechuza de la sabiduría
siempre emprende su vuelo al atardecer."
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